El ciclo del carbono
Para entender la gravedad de la crisis medioambiental y sus inmanentes problemas inmediatos a los que nos vamos a enfrentar en las próximas décadas, necesitamos remontarnos a otros momentos que nuestro planeta ha tenido a lo largo de su historia, dentro de los cuales han cambiado las condiciones de habitabilidad para la vida, derivando en extinciones masivas.
El ciclo del carbono con la respiración y fotosíntesis planetaria, ha cumplido un papel inefable para muchos. Recientemente la comunidad científica en varias partes del mundo, comenzó a registrar en sus mediciones aéreas, índices de presencia de este elemento en sus distintas maneras de hacer molécula como el metano, dióxido y monóxido de carbono. Lo que ha puesto de manifiesto una concatenada correlación en el aumento de carbono atmosférico, las actividades industriales y el reciente cambio climático.
El ritmo en el que aceleramos el incremento de las partículas de carbono en el aire durante los últimos 200 años desde el inicio de la revolución industrial hasta el día de hoy, nos consumió rápidamente el margen de tolerancia en el reloj; generamos en dos centenas de años, la polución que la naturaleza hubiera tardado cuatro milenios.
El modelo social que nos envuelve necesita ser disociado en su parte económica del uso de combustibles fósiles. Esto viene reforzándose de manera seria desde el acuerdo de paris firmado en 2015 donde 195 países se comprometieron en reducir los GEI para no permitir el incremento como límite de 2 grados centígrados de temperatura en el globo terráqueo, aunque 5 años después de este acuerdo los principales países emisores (EUA, Rusia y China) han hecho ojos ciegos y oídos sordos ante las pruebas y los reclamos de la comunidad científica y resto de países. Tal parece que se quedó inerme como tantos otros protocolos firmados (Berlin, kioto, sao Paolo, Copenhague, etc) ante los intereses económicos y políticos.
Mientras unos buscan afanosamente dejar de emitir partículas contaminantes hay otros que dicen que aunque esto se logre ya no sería suficiente si no encontramos la manera de quitar el carbono del cielo, nuestro catastrófico destino estaría sellado en un marchante efecto invernadero. Esos últimos expositores perfeccionan y ponen en práctica nuevas tecnologías que nos permitirían poner de nuevo un sano equilibrio vital en el ciclo del carbono, evitando que esta crisis se convierta en un trastorno ambiental. Estas nuevas praxis ecológicas para disminuir la polución aérea, nos harían crecer como sociedad ya que no sólo estaríamos desacelerando un calentamiento global del cual somos en gran medida responsables, si no que nos pondrían como civilización precursora para combatir cualquier contingencia natural que amenace la vida en la tierra. Debemos tener presente que se han producido 5 aniquilamientos de altos porcentajes de la vida en diversas eras paleontológicas, vinculados casi todos al exceso de carbono en la atmósfera, provocado en su mayoría por la asaz presencia de actividad volcánica.
En Islandia hay un caso en particular que llama la atención y nos demuestra como se está enmendando la plana del cambio climático, trabajando en sentido inverso al que realiza la combustión de hidrocarburos. La máquina es conocida como CarbFix, En síntesis trabaja succionando el CO2 del aire y a través de un proceso químico con agua lo fija en los poros de la piedra de basalto para finalmente regresarlo a las profundidades del subsuelo. Estamos volviendo a regresar bajo corteza la mayor amenaza de la era moderna.
Como paradoja solo espero que si nuestra civilización llegara a su fin y dentro millones de años, otra civilización encontrara el carbono que ocultamos cientos de metros abajo en forma de piedra, no lo desenterrarán pensando que hallaron un gran tesoro.
La especia humana es considerada la más inteligente que ha habitado este cuerpo celeste, en comparación del resto que se conoce y existe registro. Ha logrado trascender las barreras de la reproducción sexual, ha descodificado su ADN, incluso podría hibridarse con otras especies para absorber cualidades genéticas necesarias y con esto seguir existiendo, cruzando las fronteras de la selección natural. Pretendiendo detener el tiempo en una fotografía de la biodiversidad, ha construido la Neoarca de Noé con la información genética de diversas especies con las que cohabita, empero increíblemente está llevando a gran parte de la diversidad biológica a un desfiladero de extinción masiva por la depredación de recursos y la gran contaminación que ha dejado a su paso. Esta combinación de enorme adaptabilidad a la supervivencia y depredación nos deja un solo escenario: Una especie depredadora exitosa en un mundo inservible.
El camino para actuar se angosta y la esperanza de vencer nuestro sino languidece, y aunque el ingenio del hombre se presume infinito, las pocas alternativas serias que se tienen nos exigen un alto nivel de compromiso, hasta hoy no visto, en todos los niveles sociales y en todas las latitudes del mapa.
Si no se regula el ciclo del carbono, el ciclo de la vida en la tierra se cerrará, escribiendo el ser humano en su última página: “La historia de la sexta extinción en masa”.