REVISTA IMPULSO | TEMAS DE LA TIERRA | NÚM. 04
Ixmucaná tomó del maíz blanco y del amarillo e hizo comida y bebida, de la que salió la carne y la gordura del hombre, y de esta misma comida fueron hechos sus brazos y sus pies. De ésto formaron a nuestros primeros padres y madres.
Popol Vuh.
El maíz es uno de los primeros cereales en importancia a escala mundial. Junto con el arroz y el trigo, han proporcionado a la humanidad un alto porcentaje de las calorías y las proteínas de la dieta que, a lo largo de la historia, ha hecho posible la evolución del hombre.
El cineasta inglés, Alfred Hitchcock, fue un maestro del suspense y del thriller psicológicos, dueño de una enorme curiosidad para develar los misterios de la psique y del mundo exterior de sus personajes. Su enrome filmografía es una elocuente e indubitable muestra de lo aquí afirmado.
En 1910, en el sur de Jalisco, el botánico y especialista en la taxonomía de las gramíneas, y miembro del cuerpo académico del Smithsonian Institution, Albert Spears Hitchcock, desveló otro misterio perdido y, en ocasiones, desconocido para la ciencia: el Zea diploperennis, nombrado por los naturales de Mesoamérica como teocintle, endémico de nuestro país, México.
Muchos años después, la investigadora Luz María Villarreal de Puga reunió a un grupo de sus alumnos destacados a los que les asignó la tarea de ir tras la búsqueda del Zea diploperennis, partiendo de algunos datos que había dejado Hitchcock a su paso por la geografía de Jalisco, a principios del siglo xx. Rafael Guzmán fue quien dio con la especie, y echó por la borda lo afirmado por el investigador de la Universidad de Wisconsin, Hugh Iltis, quien consideraba extinto a ese primitivo ancestro del actual maíz.
La presencia de este cereal específico ha sido fundamental en la construcción de nuestra cultura, desde ángulos polifónicos y diversos: la historia, la antropología, la etnología, la cultura.
No es ninguna coincidencia compartir el apellido Hitchcock. Ambos personajes, uno del arte cinematográfico y el otro de las ciencias, fueron motivados por la curiosidad, que lleva al hombre a compartir una suerte de doble ensoñación: los misterios del Alma y los secretos de la Tierra.
Somos, en suma, como bien tituló su novela el premio Nobel de Literatura 1967, el guatemalteco Miguel Ángel Asturia, Hombres de maíz.
Los invito a sumergirse en el tema.
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