Patrimonio verde

La reforestación urbana debe dejar de verse como una tarea de apreciación y convertirse en acciones medibles y evaluables.

Lo que compone a un ESTADO es territorio población y gobierno, de ahí que existan institutos como el INEGI que censen a la población para saber sobre un elemento importante (el humano) y con esa información saber con mayor precisión la ruta de los planes estatales y nacionales de desarrollo y la manera de aplicar las políticas sociales.

Se han buscan múltiples variables en los instrumentos de aplicación en los censos que permiten segmentar en diversas categorías a la población que va desde el sexo, edad, ingresos, ubicación geográfica, etc. Y con ello obtener información estadística de mayor precisión.

Existen diversos organismos que contabilizan: el suelo urbano y rural, las viviendas, los edificios públicos y el valor que estos tienen, los comercios, el giro de estos mismos, el parque vehicular, el agua del subsuelo, los minerales en el mismo e infinidad de cosas que hoy se pueden tener cuantificadas.

La razón de hacer el recuento de los individuos de una población estadística sirve para la gobernabilidad y la economía, porque el Estado y sociedad necesitan saber hacia dónde enfocar de manera eficiente y eficaz sus recursos así como la evaluación de resultados.

El ciudadano que ha sido producto de la salud, la educación, programas alimenticios y vivienda pública sumando en el trayecto de vida una cantidad considerable de recursos, todo ello a costa del Estado que lo hace con la consciencia plena de que al llegar a su madurez, el individuo se incorpore a la vida laboral y le retribuya con sus impuestos y trabajo esa inversión. En síntesis se vuelva Productivo.

Se destina una gran cantidad de presupuesto para que los municipios reproduzcan en los viveros planten, abonen, rieguen y poden los árboles urbanos.  Es justamente ahí donde queremos hacer una reflexión e invitación. Un árbol de 5 años que ya rebaso la edad estadística promedio de supervivencia (dato sacado del empirismo con la fundación Impulso) se traduce en la aplicación de mucho esfuerzo humano y monetario.

El árbol al llegar a su vida productiva se convierte en el mejor aliado para el calentamiento global, nos da agua, oxígeno y sombra aminorando las temperaturas locales con su micro clima; en cuestión urbanista le dan un gran embellecimiento a la ciudad y aumenta la plusvalía de la zona.  Con el crecimiento de las metrópolis, menor es la presencia de un activo vital: El aire limpio de tal suerte que los árboles no deben ser vistos por los ayuntamientos solamente como ornamentación en las calles si no como instrumentos de salud pública ya que ayudan a combatir, tanto problemas físicos como mentales.

Es importante no dejar de lado la deforestación silenciosa que día a día generamos con el aplauso de la sociedad para abrir paso a nuevos fraccionamientos, aeropuertos, carreteras y diversas obras de infraestructura. A pesar de lo impactante que resulta ver a un árbol devastado por un incendio, con el tiempo volverá a retoñar o a renacer en nueva semilla, un árbol cercenado, para colocar una plaza comercial o vivienda, está condenado a morir por siempre. Es ahí la importancia de la reforestación y el cuidado de los arboles ya existentes en los núcleos urbanos, en las ciudades, ahí es donde la gente está padeciendo las enfermedades y estragos del cambio climático.

El municipio es la punta del sistema público que toca directamente la vida diaria del ciudadano, de ellos depende la conservación de la vida de los mismos árboles en estricto sentido es por eso que es la instancia adecuada para realizar el conteo estadístico.  El comienzo de la contabilidad de los arboles debe acotarse como toda tarea de esta envergadura, la propuesta es hacerlo dentro de las zonas urbanas en áreas municipales (plazas, alamedas y camellones) como primer paso ya que justamente es ahí donde se encuentran los arboles de mayor edad que tiene un gran valor social, ambiental y económico.

El hacer este censo verde nos dará como resultado un patrimonio verde, saber cuántos árboles de que variedad y edades existen en las áreas públicas del municipio, con ello será un parte aguas en la forma de observar por parte de los ayuntamientos a dichos monumentos vivientes  y sin duda redefinirá la noción por parte de los trabajadores de dichas direcciones municipales y de los ciudadanos hacia sus árboles para cuidarlos mejor.

El pensamiento científico parte de la cuantificación de las cosas y sin duda la reforestación urbana dejará de convertirse en una tarea de apreciación para permutar en acciones medibles y evaluables por ciudadanos y gobierno, en este último caso le da herramientas a los mismo ayuntamientos para gestionar mejores partidas presupuestales en aras de mantener y acrecentar su patrimonio verde.

Hay acciones que solo podrán evaluarse en su justa dimensión desde la perspectiva de la historia, cuantificar nuestro patrimonio verde es una de ellas.

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